Notas Críticas

Cuando éramos campeones

Autor: Guillermo Baltar Préndez

 

Mucho más importante que las mordidas de Suárez como volcán eruptivo de un nuevo imaginario, o los fetiches maniqueos de cultura e identidad que ciertos comunicadores -en su parodia del saber filosófico- proponen como rasgos distintivos, un gran libro y una gran exposición, recomponen sin alharaca ni apoyos publicitarios o empresariales, una parte trascendente de nuestra historia. Ocuparse de esas zonas anegadas por el abandono -y no sólo por la exaltación patria en ciertas fechas puntuales-, es una de las tareas en las que el Cdf de Montevideo ha estado trabajando desde sus inicios.

Esta exposición (y edición) coincidente con la celebración del Mundial de Fútbol 2014 realizado en Brasil, debería haber tenido una trascendencia mayor. Naturalmente que sólo en pocas ocasiones se nos condiciona -o instruye- hacia que cosas del pasado mirar, volver a indagar. La dinámica existencial instaura sus normas de volatibilidad, y ciertos registros quedan supeditados al interés personal, a la sensibilidad innovadora y permeable hacia otras franjas temporales. Cosa extraña en un país que no cesa de festejar todo 24 de agosto la nostalgia. Quizás por que ese hecho festivo tenga más de disuasorio que de reflexivo, y donde la invocación al pasado duele menos desde la prontitud delatora, que desde la indagatoria a través de la melancolía.
 

1930:El Primer Mundial nos lleva a esos instantes donde estábamos más cerca de la grandeza. Un tiempo joven en el que comenzábamos a despuntar como nación y nuestros triunfos estaban más cerca de la realidad que del mito. La tarea de la construcción nacional estaba imbuida por la prontitud y las circunstancias históricas proveían al país de cierta aceleración en sus bondades. No teníamos aún necesidad de representarnos, sino de ser, más que de serlo. Por entonces éramos campeones, y podíamos mirar hacia el futuro sin necesidad de culpas ni engaños.


En esa hoja de rutas -tras las Olimpiadas de Colombes y Ámsterdam-, pudimos celebrar el primer mundial FIFA de la historia y construir en tiempo record nuestro Estadio y celebrar el Centenario de nuestra nación. Mirarnos como éramos y tratar de reconocernos a través de esas implicancias, es parte de este juego de reflejos, y eso sucede a través de las conno-taciones que el registro fotográfico permite.

Gracias al relevamiento, ordenamiento y preservación que el Cdf. viene haciendo de sus ar-chivos, aparecen estas celebradas imágenes. Su punto de partida se origina a través de una investigación comenzada en 2010. Con la colaboración de Juan Capelán, se investigo sobre cuales eran las características técnicas de la fotografía de entonces, y las posibilidades pro-ductivas de su tiempo. Por entonces prevalecía la técnica de gelatina y plata sobre placas de vidrio, las que eran utilizadas para producir negativos a gran escala. Si este ha sido uno de los procesos más estables de la fotografía, también lo es en su complejidad.

En su eje documental, la exposición y el libro gira en torno a las obras de construcción del Estadio Centenario a lo largo de un año. Ese punto disparador cobra fuerza inusitada al visionar las sucesivas imágenes. Desde planos generales que nos muestran vistas aéreas del Parque de los Aliados, así como de los terrenos circundantes donde el coloso sería erigido. La instalación de su piedra fundamental, y los posteriores registros en torno a la evolución de la obra. El estadio al desnudo, corporizándose a través de la arquitectura y de la dimen-sión de un pequeño país dispuesto a hacerlo. Las posteriores fotografías abordan distintos aspectos del juego. Desde capturas de las delegaciones participantes, instancias de diferen-tes partidos, o el registro del público en sus más variados aspectos. Una indagación socio-lógica tan profunda que bien podría contrastarse con cualquier texto significativo de la época. Es en esa vertiente historicista, donde el trabajo del Cmf. va acrecentando día a día su envergadura. El libro es el segundo ejemplar de una serie que comenzó también conco-mitantemente con la exposición: Ciudad Vieja. Lo perdido, lo conservado y lo transforma-do.

Exhibiciones y publicaciones parten del trabajo conformado por las Series Históricas del Cdf. Fotografías realizadas principalmente por los fotógrafos municipales, entre los años 1916 y 1990. Una labor que hoy continua, atendiendo las transformaciones de la ciudad en su planificación urbanística y edilicia, pero también las costumbres y actividades culturales de los montevideanos.

 

La exposición en la futura sede central del Centro de fotografía, incluyo también revistas de época, documentos y fotografías de las olimpiadas citadas. Esta ha sido una de las indaga-torias visuales más explosivas -y esenciales- sobre los inicios del fútbol profesional a escala mundial, y de las transformaciones sociales en nuestro país, a partir de la recreación depor-tiva y su incidencia colectiva. No se como funcionan ciertos vasos comunicantes, pero la exquisita edición bibliografica de este mundial, debería estar presente -y a la venta- en el mismo Museo del Fútbol. Y por que no ambas (Ciudad Vieja y Mundial del 30), en todo museo histórico del país.


1930: El Primer Mundial.
Fotografías del Cdf.
Centro de Fotografía. Fotogalería Bazar.
18 de Julio 885.
3 de junio - 31 de julio.

1930: El Primer Mundial.
02. Colección Gelatina y Plata.
Fotografías del Grupo de Series Históricas
(FMH) del Centro de fotografía.
Cdf. Ediciones.
Montevideo, Uruguay 2014.
64 Paginas. 56 Fotografías.
Anexo de textos, documentos e
ilustraciones.

*Esta nota forma parte del Dossier Crítico / Fotografía de la Revista Dossier, elaborado por Guillermo Baltar en el transcurso de 2014, sobre diferentes muestras de fotografía que tuvieron lugar en Montevideo.

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