Notas Críticas

Sobre Life is too short de Ignacio Iturrioz

Autor: Javier Calvelo

Inevitable e Ineludible

 

La muerte, el amor, la vida, su recorrido. Siempre son los mismos temas. Y siempre hay nuevas miradas. Esta historia del interior del Uruguay es de cualquier lado, es de todos lados. Nos muestra el fin de un proceso, el cáncer y como consume un cuerpo lentamente. Lo interesante es el camino transitado y la mirada que Ignacio Iturrioz (Montevideo, 1978) tiene sobre el tema, su punto de vista, su papel en el recorrido, casi como cuidando al enfermo haciéndole fotos.

Serafín Cardona se encuentra en Isla Patrulla (Treinta y Tres) y se muere. Tiene un cáncer pulmonar que lo condena, las fotografías lo captan en sus últimos nueve días de vida, como es o como quiere que lo recuerden. La que constantemente nos recuerda la muerte de algo que fue, no puede ahora hacer otra cosa que evocar y emocionar y hacernos pensar en nuestro propio recorrido.
 
“Life is too short” de Ignacio Iturrioz se trata de solo doce fotografías en blanco y negro - excelentemente presentadas y copiadas- suficientes para golpearnos el corazón (no el estomago). Producto de un ensayo fotográfico amplio, metódico y meditado en acuerdo con Carmona, muestra también a este autor conmovido pero con el enorme temple para permanecer día y noche con quien hasta ese momento era un completo extraño, ayudándolo a comer, vistiéndolo y viendo como duerme, captado la poquita luz que va quedando.
 
El trabajo, que luego tendrá su ampliación en la publicación del libro fotográfico de autor 2010 del CMDF que Iturrioz también gano, resulta uno de los mejores trabajos del año y quizá uno de los mejores libros de fotografía uruguaya de los últimos tiempos.
 
Surge de una búsqueda en el interior del país y en las experiencias del autor, de la humana existencia cotidiana. La forma de mirar el tema de la muerte hoy y aquí es ocultista, negadora y en silenciosa. El ensayo fotográfico en cambio requiere hablar del tema, involucrarse y comprometerse.
 
El autor nos provoca: la muerte de Serafín transcurre tranquila, acompañada por el fotógrafo esperando lo que viene transcurre inevitable, sentencia que Iturrioz encuentra en una camiseta en el pecho de Serafín en una de las últimas fotos.
 
Las muertes de todo tipo de alguna manera u otra promueven crecimientos, la vida sigue en los otros. La vida y también la muerte pueden resultar hermosas: nos permiten seguir el viaje.
 
Por Javier Calvelo
Publicado en la diaria el 10/5/2010