“La fotografía es arte y a la vez tiene valor documental. Necesitamos restaurar su soporte para preservar la información”. A.M.Fuentes*

“Hasta hace unos años, la conservación fotográfica se acercaba más al vudú que a la química”, señaló Ángel María Fuentes, director de “Fotoconservación”, una cumbre mundial que se celebró entre el 20 y el 23 de junio pasado en Logroño (España) con el objetivo de “unificar, aclarar protocolos y reconsiderar los criterios de exhibición y conservación” de la fotografía de cara al siglo XXI. 

La última de estas reuniones se había realizado en París en 1984, momentos en que la conciencia de las instituciones con respecto a sus archivos fotográficos, así como la aplicación de las medidas necesarias para su salvaguardia, tenían escaso desarrollo. En ese sentido fue en 1975 que se inauguró el instituto de referencia mundial en preservación y restauración fotográfica: el George Eastman House en Rochester (Nueva York). 

En “Fotoconservación”, que contó con una amplia asistencia de restauradores y directores de museos, expusieron quince expertos en la materia, como Grant Romer, director del primer museo dedicado a la fotografía, y Anne Cartier-Bresson, referencia en restauración de soportes fotográficos y directora de l'Atelier de Restauration et de Conservation des Photographies de la Ville de Paris (ARCP). 

Durante el desarrollo de la conferencia se discutieron temas capitales para el destino de los archivos fotográficos, como la conservación de la fotografía digital y la circulación de fotografías por Internet, o la conservación fotográfica en tiempos de crisis. 

La realización de “Fotoconservación 2011” seguramente marque un antes y un después en materia de conservación fotográfica. Las conclusiones de esta conferencia se reunieron en actas que permitirán revisar las técnicas de restauración de los documentos fotográficos y las distintas líneas de investigación desarrolladas en las últimas tres décadas. Asimismo se creó la web fotoconservacion2011.org, espacio digital donde se clasificará la información histórica, técnica y científica para establecer principios marcados por el código deontológico profesional.

En Uruguay la conservación y restauración del patrimonio fotográfico sigue siendo un terreno de limitado desarrollo, más allá de la existencia de numerosos archivos fotográficos dispersos por instituciones de todo el país que, para evitar su destrucción progresiva, necesitan con urgencia de los cuidados regulares y específicos que requiere el material fotográfico.

La importancia de eventos internacionales como el referido, es un ejemplo de la necesidad local -aunque cabe decir general- de formar profesionales en la materia y generar cada vez mayor conciencia sobre el necesario cuidado del patrimonio fotográfico, con el fin de que la memoria en imágenes quede conservada en la mejor de sus posibilidades para su consulta por parte de las próximas generaciones.