En el marco del mes de la mujer, desde el 23 de marzo hasta el 9 de mayo se expone en la Fotogalería a cielo abierto/Parque Rodó la muestra fotográfica “Cuatro mujeres”, organizada por la Secretaría de la Mujer y el CdF. Con la colaboración de Adriana Lestido, se definió invitar a participar de la exposición a las fotógrafas argentinas Cecilia Lutufyan, Verónica Mastrosimone, Graciela Calabrese y Gisela Volá. En esta entrevista Indexfoto consultó a una de las expositoras, Gisela Volá, acerca de diferentes aspectos comprendidos en este trabajo titulado "Deseos", en donde retrata a otras mujeres latinoamericanas. En las próximas actualizaciones del blog se subirán las entrevistas realizadas a las demás fotógrafas integrantes de la muestra.

 

 

 

Las primeras fotografías fueron tomadas en el año 2007, durante un viaje a Bolivia en el que había ido a acompañar a mi amiga (Sonia Sanchez) a presentar su libro “Ninguna Mujer nace para puta”. Aquella presentación resultó un lugar de charla y encuentro con muchas otras mujeres (campesinas, trabajadoras del hogar, activistas, empleadas, estudiantes) con las que mantuvimos estrecha conversación sobre la problemática de la prostitución. Durante el transcurso de aquellos días, busqué la manera de narrar al menos una de las historias a las que me estaba acercando. Todas ellas eran mujeres llenas de fuerza, compromiso y rebeldía. Casi como un juego, decidí retratarlas y repetir una misma pregunta a todas, para dar voz a los rostros y poder contar la historia de cada una. Nunca pensé que la pregunta: ¿cuál es tu deseo? sería tan difícil de responder. Es una pregunta que desata una libertad de posibilidades tan grande que al mismo tiempo nos interpela en muchos casos, sobre lo que somos y lo que queremos. Luego, ese juego se extendió por cinco años y comenzó a ser un propósito. Lo repetí en Cuba, Chile, Ecuador y Argentina.

 

 

Me interesa reflexionar sobre la construcción cultural y la identidad de las mujeres porque son las comunicadoras de este ensayo. La mirada de la mujer desde cinco puntos geográficos distintos enriquece el relato desde lo social. Los deseos, en muchos de los casos, están ligados directa o indirectamente al lugar donde viven. Por otro lado, si bien se distinguen por sus diferentes culturas, creo que evidentemente hay temas que están siempre presentes, como la migración, los hijos, la maternidad, el trabajo.

 

 

Casi ninguna de las personas que retraté era totalmente desconocida para mi, a todas las fui encontrando o me las fueron presentando por alguna buena causa en los diferentes viajes. Eso hizo que todo resultara más fluido, y que mi acercamiento fuera más fácil y transparente, ellas y yo conocíamos quién era la otra. Tampoco busqué estereotipos, por eso nunca tuve preconceptos.

 

Todo era un juego de dos. Ellas pensaban en el deseo, yo tomaba la foto y luego me lo decían en voz alta. Trabajé con toda la simpleza que estuviera a mi alcance, luz natural, al aire libre y el fondo negro es una tela que siempre andaba trayendo en mi bolso y la acomodaba según la buena luz del sol. A todas les divertía un poco que sacara esa tela de dos metros de largo de mi mochila y las hiciera sentar delante. Descontracturaba y se entregaban al juego de inmediato. La instancia del retrato, para mí, es siempre un acto de magia, me dejo enamorar por el tiempo que dura la toma, es de la única manera que sé retratar.

 

 

Todo fue y es enriquecimiento y aprendizaje todo el tiempo, a mi el trabajo me acercó a muchas realidades y me dio sabiduría. A muchas de ellas el trabajo las hizo correr de los límites donde se encontraban seguras. También fue interesante pensar en el deseo mismo, en torno a la pregunta no sólo se trasluce lo que las mujeres anhelan, sino que en muchos casos, también, está presente en ese desear lo que los demás esperan de ellas. El deseo en este caso también es una construcción cultural. 

 

 

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“Si hubiera alguien sin heridas en este mundo, viviría sin deseo.”

John Berger.

 

“Durante casi cinco años, pude conocer a muchas mujeres en diferentes países de Sudamérica. Artistas, activistas, amas de casa, campesinas, vendedoras; con las que fui relacionándome de manera especial, paralelamente a las diferentes razones de trabajo que me llevaban a sus países. Quizás, me hubiese gustado que muchas de ellas se conocieran entre sí, se encontraran en momentos justos, como yo pude hacerlo con ellas, pero esto en muchos casos fue imposible. Me propuse entonces, llevar adelante la creación de un mundo imaginario adonde todas pudiéramos convivir, escucharnos, soñarnos, lejos de las heridas y las marcas, las fronteras y las distancias. Mi deseo se convirtió en poder llevar una Buena excusa adelante como esta serie, o un libro, o algún pasaporte imaginario, para encontrarnos en las mismas geografías del desear".

Gisela Volá