Bajo la advertencia inicial de “Ninguna escena fue armada, intervenida o modificada de modo alguno por el fotógrafo”, las fotografías de Martin Atme (Montevideo, 1971) que conforman este trabajo plantean un recorrido por diversas producciones materiales -esculturas, stencils, reproducciones de pinturas y dibujos- que evocan, de un modo u otro, la imagen construida del líder histórico nacional.

 

Las fotografías de Atme se detienen en estas representaciones, ubicadas en diversos espacios públicos como oficinas, escuelas u otros edificios, muchas veces deterioradas, ignoradas o en situaciones que rozan lo satírico. 

 

 

A partir de esta serie fotográfica, el semiólogo Fernando Andacht (Montevideo, 1954), convocado por Atme, realiza un estudio a partir del cual define la serie de fotografías bajo el término “des-anestesiar”: "La noción se vincula con algo que escribió hace casi un siglo (1917) sobre el hecho literario un teórico ruso, Víctor Shklovsky, quien en un texto llamado El arte como dispositivo propone como recurso estético ineludible el extrañamiento de lo conocido, de lo consabido -en ruso ostranemie. La finalidad de esa operación es el poder volver a ver lo representado por el arte como si fuera por la primera vez, pues todo lo que es muy previsible, ubicuo, infaltable, inevitable, como las imágenes bi y tridimensionales del prócer en territorio uruguayo, se vuelve invisible, se pierde en la percepción y, sobre todo, a la imaginación y a la reflexión.” (p.44)

 

 

En el marco de la conmemoración del Bicentenario, este trabajo viene a remover la adormilada representación de una figura clave en el entramado simbólico que configura la historia nacional, generando reflexión sobre el sentido de los íconos que conforman nuestra cotidianidad.  

 

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