¿Qué te llevó a desarrollar un ensayo fotográfico vinculado a la ciudad?
Considero que en la ciudad, en los espacios de las ciudades, ocurren fenómenos muy particulares que dicen mucho de nosotros mismos, como latinoamericanos, de esa especie de esquizofrenia que nos determina desde que nacemos, al momento de pensarnos, cuestionarnos y definirnos sobre qué somos. Creo que es interesante hacernos esa pregunta, constantemente, y no precisamente para encontrar una respuesta –posiblemente no exista una sola respuesta– sino como ejercicio vinculado a la importancia de habitar nuestros espacios, de hacerlos nuestros.
¿Qué buscás transmitir a través de este trabajo?
En primer término, reflejar mis propias interrogantes con respecto a la ciudad. Cuestionar si nos hemos despojado de ella, si la utilizamos como un mero espacio de tránsito o si es un sitio de deseo, y por ende un lugar que no llegamos nunca a comprender del todo, pero que nos intriga y nos atrae a permanecer y hacer en él. Asimismo me interesa establecer relaciones entre las diversas ciudades que componen este trabajo, como si se tratase de un diálogo entre ellas, y a través de ese mecanismo configurar el ensayo de una ciudad, definitivamente ficticia (no existe una ciudad a partir de muchas otras), como ejercicio creativo.
En la introducción al libro se señala que la ciudad que mostrás es una ciudad en términos amplios y no delimitada a un espacio geográfico. ¿Por qué ésta generalización?
No se si generalización es el término indicado, quizás la respuesta anterior introduce a ésta. Este proyecto es ante todo un ejercicio de creación artística, y en parte también un ensayo como lo es un ensayo sociológico o antropológico. No se plantea dar con una verdad o exponerla como irrefutable, no es ese el propósito, y por ende se desprende de la categorización clásica de la Fotografía documental. Así, la especificación de los sitios retratados, de pies de página que señalen fecha o lugar, no tienen cabida. Sin embargo sí hay un espacio delimitado, y son las ciudades en Latinoamérica.
¿Podrías referir al proceso técnico que utilizaste?
Mi trabajo siempre utiliza como base a la película. Busco a través de ese soporte dar con procesos (ya sea en la toma o en alguna fase del revelado) que sirvan como potencial expresivo para la propuesta discursiva. En este caso, es bastante evidente la diferencia técnica que hay entre algunas imágenes, por ejemplo la ultima serie del proyecto es la única que expone fotografías donde la perspectiva aparece, en opuesto a las otras dos series, que contienen casi en su totalidad imágenes más bien “planas” y deslavadas. En eso hay una intención discursiva, por agregar a la última serie la propuesta de la ciudad como deseo, como atracción, como amante furtivo, como si se escapase entre sus recovecos y hacer de “la ciudad de nadie” y “la ciudad improvisada”, las otras dos series, un recorrido, quizás más nostálgico, mas crítico… quizás más pesimista. La técnica es entonces un recurso y también un recorrido para llegar, en este caso, a una conclusión mas conciliadora respecto de la ciudad.
¿Es éste tu trabajo más reciente? ¿Qué inquietudes están presentes en tu obra en este momento?
Mis proyectos se entrecruzan temporalmente… Este puede ser considerado mi trabajo mas reciente en este momento, pero también es el más antiguo. Desde el 2008 que fotografío las ciudades y configuro este proyecto. Hoy por hoy hay una búsqueda mas ligada a las personas, a incorporar sujetos en las fotografías, y también por investigar en torno a la muerte, a la ritualidad, a lo religioso presente en toda ciudad latinoamericana, cada cual a su manera. Durante este año viajaré por Brasil y Uruguay, dos países que no han sido retratados hasta entonces. Cada vez que me enfrento a un nuevo lugar, el trabajo inevitablemente sufre transformaciones, debido a la particularidad de cada sitio, y es por eso quizás que sigo trabajando en él, porque a medida que pasa el tiempo hay siempre revelaciones que me atraen a continuar. Este proyecto ha sido también el único que he sometido a nuevos soportes de exhibición y difusión, en este caso con el libro, y con otro que estoy preparando para una editorial en Chile para fines de este año, y que es una experiencia distinta porque se trata de una especie de libro-objeto. A partir de este año trabajaré también en dos residencias con este mismo proyecto, la de Brasil y la de acá, en el EAC (Espacio de Arte Contemporáneo) de Montevideo, así que desde ese lugar también se puede decir que es un trabajo de constante movimiento y resignificación.
¿Cómo ha sido tu formación?
Mi formación estética ha estado siempre ligada a las artes visuales. Mis experiencias con la fotografía se ligan mucho a la pintura, al cine y también a la literatura y las ciencias sociales… Creo que busco condensar en una disciplina la mayor cantidad de mis intereses, es como una actitud conciliadora en mí. Creo que la fotografía no sería para mi lo que es si no fuera porque me permite que sea muchas otras cosas más, aunque sea subterráneamente. En muchos casos gracias a ella es que he viajado, y ese es uno de los placeres mas atrayentes para mi.
¿Te definís dentro de algún estilo de fotografía en particular? ¿Cuáles son tus mayores referentes en este campo?
Creo que pertenezco a una generación que no busca asociarse definidamente en ninguna corriente en particular, sino más bien deambular por ellas y extraer lo que considere apropiado para su propio interés expresivo. Me es mas fácil distinguir qué es lo que no admito en mi trabajo, que lo que sí. Me atrae la vinculación de la fotografía con otras disciplinas, la aceptación del error técnico como recurso expresivo, el “nuevo documentalismo” que se distancia de los “grandes eventos” para exponer un discurso, igual de importante o trascendente. Entre mis referentes fotográficos estan Nan Goldin, Stephen Shore, William Eggleston, Wim Wenders y Todd Hiddo, entre otros.
En cuanto a la fotografía chilena, ¿reconocés tendencias que estén presentes en este momento?
A diferencia de otras épocas, como la dictadura, donde hubo una corriente muy marcada de fotógrafos que construyeron su obra en función de los acontecimientos políticos del momento, en la actualidad la fotografía chilena dispara para muchos lados. Por una parte hay una gran cantidad de fotógrafos en una búsqueda desde la ficción, la puesta en escena y una estética vinculada a lo publicitario, por otra parte hay un gran número que apunta a lo documental desde una perspectiva personal, desde el cotidiano, lo íntimo, lo común. Ahí hay también una búsqueda técnica por desprenderse de lo “óptimo”, de lo “clásico” y una pretensión discursiva de distanciarse de los grandes relatos históricos. También hay muchas propuestas que surgen de lo transdisciplinario, de vincular a la foto con procesos propios de la pintura, del grabado, del video o con nuevos modos de exhibición, con experimentalidad en los soportes, etc. Considero que es un momento muy rico en producción fotográfica en Chile, y es muy interesante como creador verse inmerso en algo así, porque al trabajar con otros fotógrafos, como me ha sucedido, surgen propuestas u opiniones muy diversas, lo que permite proyectos en colectivo muy ricos para la construcción de la propia obra personal.
¿Cuáles son los principales ámbitos de formación fotográfica en Chile?
Para estudiar fotografía hay varias escuelas, cada una tiene su corriente, más o menos marcada. Por un lado está “Arcos”, donde estudié yo, en la que existe la carrera técnica (publicitaria o periodística) y la profesional, que es más integral y que incorpora ramos en torno a teoría del arte. Luego esta “Alpes”, en donde se forma a muy buenos fotógrafos periodísticos, y finalmente están la U. de Chile, que contiene en la carrera de Artes Plásticas la mención en Fotografía, y la Universidad UNNIAC que creo que tiene una carrera en relación a la comunicación visual de donde se desprende fotografía. Para mi, en su momento la mejor opción fue “Arcos”, por la calidad en la enseñanza de lo técnico, por seguir en aquel entonces enseñando sobre fotografía analógica y laboratorio (byn y color), y por contener en su malla curricular muchos ramos vinculados a lo artístico.
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Este trabajo es el resultado de la convocatoria 2010 para la publicación del libro fotográfico de autor. Anualmente el CMDF realiza este llamado con el objetivo de estimular la producción y la difusión de los trabajos de autor. En esta oportunidad la selección estuvo a cargo de Diana Mines (en representación de los participantes), Rodolfo Fuentes (por la Asociación de Amigos del CMDF) y Nicolás Branca (por el CMDF).
Desde el 2009, a través de esta convocatoria se editan dos libros fotográficos de autor: uno para uruguayos sin distinción de su lugar de residencia, y otro para extranjeros residentes en América Latina.