Notas Críticas

Estampas desde los sueños rotos

Autor: Guillermo Baltar Prendez

En 2009 propuse a la Universidad Católica concebir una exposición fotográfica en torno al resurgimiento del rock autóctono en los años 80. Realizada en la Galería Dina Pintos que ésta posee y con el apoyo del entonces CMDF, “Bailando en la oscuridad: 1984-1989 Cinco Años de Rock Nacional” del fotógrafo Marcel Lostau, recogía en poco más de 80 instantáneas el universo esperanzador de cierta parte de la juventud -sus encuentros con miembros de otras generaciones- que veían en él un espacio de inflexión dentro del contexto histórico post dictadura. En el número de noviembre-diciembre de DOSSIER, al reseñar la exposición de Luis Alonso manifesté que difícilmente en ese año (2012), pudiera haber una muestra de fotografía nacional de tal magnitud. “Los 80 / Bandas y Bandos” de Marcelo Isarrualde (inaugurada a fines de diciembre en la Fotogalería del CDF en el Parque Rodó) desdice mi afirmación, y por sus características iguala esa línea de partida.

 
 
Si los trabajos de Lostau ilustraban específicamente los acontecimientos desarrollados en torno (su entorno eufórico, esperanzador y utópico), en “Los 80 / Bandas y Bandos”, Marcelo Isarrualde redobla la apuesta expandiendo el espectro sensible a través de la imagen visible. Lo hace desde una perspectiva más amplia, quizás porque su mirada es la de un ser más adulto, proveniente de una de aquellas generaciones (la propia de la quien esto escribe, formada en otro país y en otro contexto) donde el rock aún no era visto como el demonio de ciertas políticas colonialistas, sino como una parte más del universo integrador, que hizo de este país (al menos hasta la dictadura), un enclave singular y cosmopolita.
 
 
Algo de eso sucedió en los 80 dentro del ámbito cultural y social, cuando ciertos protagonistas reaccionaron a los corsés dialécticos, ante un pretendido retorno a las fuentes sesentistas de la revolución latinoamericana. Perteneciente a la generación surgida en los primeros años de los 80, las fotografías de Marcelo Isarrualde fueron ganándose un merecido prestigio entre sus contemporáneos. Junto a los trabajos de algunos de ellos (Álvaro Zinno, Juan José Urrozola, Roberto Fernández Ibáñez, Alfonso De Béjar, Rodolfo Fuentes, Mario Marotta…), sus obras contribuyeron a plasmar el mapa histórico de esos años. En cierta forma reinventaron desde lo visible la percepción icnográfica de un país envuelto en transformaciones, y al que la dictadura le había robado vidas y tiempo. Asumieron una revitalización del acto fotográfico, situándolo desde otras perspectivas y transgresiones, tanto desde lo anecdótico o desde la exteriorización de lo retratado. Isarrualde impregna no solo de técnica sus fotografías, también explaya su fina sensibilidad desde su poderoso motor indagatorio.
 
 
Como retrospectiva historicista, “Los 80 / Bandas y Bandos”, circunscribe en su determinación conceptual las poderosas interrogantes de entonces, el dinámico marco de confrontación que asumió la sociedad en torno al devenir político, así como las diferentes pautas culturales que comenzaban a dibujar las facetas de un nuevo pequeño país, y de lo que hasta entonces -en los círculos artísticos, pautado por la resistencia y la determinación ideológica-, era considerado “políticamente correcto”. Isarrualde detalla en cada imagen, en cada gesto de sus capturas, un tiempo tan vivo como olvidado. Lo hace desde un foco democratizador (donde la sociedad es horadada de manera tan poética como inquisitiva), dejándonos ver su utopía oscilante entre el triunfo del No en el plebiscito de 1980, la fundación de ASCEP-FEUU, los regresos del exilio, los Pactos del Club Naval, el tema de los desaparecidos, la crisis económica, y el deterioro educativo, germen de todos y cada uno de nuestros males.
 
 
La mirada del autor se posiciona tanto sobre seres anónimos, o desde gestos y acciones de algunos reconocidos protagonistas de la política y la cultura. En las tomas de Isarrualde puede percibirse el aliento de ciertos autores. Una ancha franja que va desde Bresson y Frank, hasta Koudelka y Duane Michals, e incluso incita a referenciar la obra cinematográfica de autores tan dispares (o no) desde Fellini y Bergman, hasta David Lynch.
 
 
Escasas muestran ejemplarizan como esta la convergencia entre el hecho artístico y la fotografía testimonial. En ese aspecto -más allá de la tónica fundamentalmente política-, es posible urdir ciertos puntos de contacto con el archivo fotográfico del diario El Popular, que resguardara el fotógrafo Aurelio González.“Los 80 / Bandas y Bandos”, es un fotorreportaje visceral, entrañable y desnudo como pocos, de una década que aún no ha sido estudiada como se merece. Una década que quizás por vergüenza -más que por ignorancia-, muchos prefieren obviar.
 
 
Este artículo (aquí ampliado) ha sido publicado en la Revista DOSSIER número 37 correspondiente a los meses de marzo-abril de 2013.