Nacido en 1967, pertenezco a la generación que creció en dictadura. En el entorno político barrial allá en las viviendas de 20 de Febrero y Cabrera, con padres de amigos detenidos, torturados y exiliados y con un padre gremialista, proscrito por el gobierno dictador, crecí en un medio expuesto a la violencia, a la injusticia y donde se nos privaba de derechos básicos. Sin duda estos años han tenido una gran influencia en mi trabajo.
En el año 1989, convencido de encontrar una sociedad mas justa y en donde se podían hacer cambios reales, lleno de ideología me fui a vivir a Jerusalén. Allí estudie educación en la Universidad Hebrea y trabajé durante diez años en el tema de la educación no formal, dirigiendo un centro de educación en un centro comunitario durante siete años. Yo quería hacer una revolución educacional, quería luchar e influenciar en la sociedad para que sea mas justa.
Si bien me gustaba la fotografía, recién en 1995 comencé a tomar cursos. Pero en 1995 ocurrió un evento que de alguna forma cambiaría mi vida. El 4 de noviembre de 1995 el Primer Ministro Israelí Isaac Rabin, quien había tomado la valiente decisión de dejar la lucha para apostar por la paz, era asesinado por un judío nacionalista radical. En ese momento tomé mi Pentax y deambulé por las calles de Jerusalén y Tel Aviv durante días, sin saber qué buscaba. La cámara se convirtió en mis ojos. A los pocos
días decidí que eso era lo que iba a hacer desde ese momento en adelante.
Ese hecho no sólo a mí me cambió la vida, un asesinato político cambiaría una vez más el rumbo del conflicto, sumergiendo nuevamente a la zona en un sin fin de enfrentamientos y una falta total de interés por resolver este conflicto que aún continua y estos días amenaza con dar otra ronda de violencia, una más.
Tuve la suerte de conocer a fotógrafos que trabajaban para agencias de noticias internacionales que me metieron en su mundo. Un camino raro que saltó del centro comunitario a las peligrosas calles de Hebron en Cisjordania. Nunca estuve en una planilla de un diario. Todo se dio muy rápido y tuve la suerte de aprender a trabajar de la mano de los mejores fotógrafos en la zona, y a su vez de compartir largos ratos de espera con fotógrafos internacionales que estaban de paso cubriendo una guerra más.
Pero el otro quiebre vino de la mano de esta experiencia con los fotógrafos, al cruzar la línea verde (frontera del 67) y entrar a los territorios ocupados por Israel a los pueblos palestinos. Los primeros encuentros con la población Palestina dejaron expuesta una dura realidad para mí. Se dice que la historia la escriben los que ganan, en ese momento comencé a conocer la otra historia por intermedio de las propias fuentes. Así descubrí que crecí sin saber la otra parte de la historia.
A pesar de haber estado muchas veces en el campo de batalla documentando lo que ocurre, no me defino como un fotógrafo de guerra, sino como un fotógrafo en conflicto. No pertenezco a la raza que anda en busca de la muerte por todos los rincones del mundo. Si bien he vivido muchas veces las sensaciones transmitidas en “Territorio
comanche” de Pérez Reverte, lo que a me ha llevado a esos lugares no ha sido esa búsqueda de la muerte, ni la adrenalina que provoca el trabajo, ni la aventura de la vida al limite. Tampoco creo en el romanticismo con que se mira la fotografía de guerra,
fomentado por la literatura, los medios e incluso varios de los propios fotógrafos.
Convencido de que la cámara y la fotografía son instrumentos para influir en la
opinión publica, y así alertar o denunciar injusticias, trabajo comprometido en tratar de cambiar la realidad, y que mi testimonio no permita que se olvide “el dolor de los demás” como lo llamó Susan Sontag.
Básicamente cubro el conflicto en el lugar en que vivo, en donde gente inocente,
común y corriente, muere en ambos lados. Eso afecta el alma, por eso vivo en un conflicto personal permanente, y trato de darle cabida a ese conflicto interior en mi trabajo.
No creo en el periodismo objetivo, y por tanto no creo en la fotografía objetiva. Sí creo en el fotógrafo independiente que sabe romper los límites para contarnos su historia.
Los pilares de mi trabajo como fotógrafo son la pasión por la fotografía, el compromiso con los temas en los que trabajo, el respeto a quienes fotografío, mi visión política de la realidad y el profesionalismo con el que trato de hacer mi trabajo.
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Nacido en Montevideo, Uruguay, Quique Kierszenbaum es un fotógrafo - periodista independiente basado en Jerusalén en donde cubre el continuo conflicto entre Palestinos e Israelíes. Se especializa en fotografía documental y retratos en Medio Oriente y América del Sur. Ha trabajado también en misiones especiales en Jordania, Egipto, Irlanda del Norte, Argentina, Uruguay, Chile, Rusia, Ucrania, Georgia, Turquía y Azerbaijan.
Sus trabajos han sido publicados en diferentes medios: Time Magazine, Newsweek Magazine, Paris Match, Chicago Tribune, Financial Times, Financial Times Magazine, The Guardian, Telegraph Magazine, The Independent, The Independent Magazine, Die Weltwoche, Das Magazine, El País Magazine, El Mundo,D Reppublica delle Donne, entre otros. Hoy además trabaja como corresponsal en Medio Oriente para TNU Noticias.
Sitio del autor: http://quiquek.photoshelter.com/