Esta fotografía de Mario representa, sin duda, valores universales con los que cualquier joven podría identificarse, pero creo que solamente alguien con una enorme necesidad de libertad pudo haberla generado. Por eso nos impactó tanto a quienes nos reuníamos en aquel Foto Club de los primeros años de dictadura, al que habíamos convertido en nuestra burbuja de oxígeno… Nos impresionó el coraje de ese puñado de amigos que se atrevió a desnudarse a cielo abierto y proclamar sus sueños a los cuatro vientos. A los cuatro, sí, porque el vértice fundamental es el del fotógrafo, con el que forzosamente debemos alinearnos. El pequeño bulto de ropa al pie de cada uno marca claramente la fugacidad del gesto: venían de y tendrían que volver a la opresiva “normalidad”, pero la foto era la prueba de que la libertad aún era posible.

El tiempo transcurrido le añadió un valor más a esta imagen, que es permitirle a nuestra generación recordar los gestos luminosos que salpicaron años tan oscuros.

Diana Mines