Resistir es sostener la mirada. Sostener la mirada es abrazar la memoria, tocar sin miedo y reescribir sobre las cicatrices capas de piel adentro. Rehabitar las pieles que somos. Intervenir la propia existencia para resignificar las miradas que nos habitan.
El 3 y 4 de mayo de 2006 Enrique Peña Nieto, entonces gobernador del Estado de México y actual Presidente electo del país, ordenó reprimir brutalmente una manifestación pacífica en San Salvador Atenco y Texcoco en la zona conurbada de la capital. Seis años después, doce de las veintisiete mujeres sobrevivientes de tortura sexual sostienen una denuncia contra el Estado mexicano en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Mirada sostenida es un proyecto fotográfico que plantea un acercamiento a la resignificación individual y colectiva de la propia memoria. Diez de las doce mujeres denunciantes eligieron un lugar que durante el proceso de estos seis años le ha sido significativo y que volver a él simbolizara una reconciliación con su propia historia.
Sobre el por qué del proyecto fotográfico
Intuí que era mi forma más auténtica de acercarme, de tocar y dejarme tocar. Yo quería hablar no en sí misma de la tortura sexual, sino de cómo estas mujeres apuestan por las que son, por las que fueron y las que siguen siendo, con esa claridad, ese dolor y ese coraje que se ha ido transformando en fuerza.
Había que pararse frente a la violencia poniendo el pecho y sosteniendo la mirada. Mirada Sostenida es una propuesta de acercamiento a un suceso clave en la historia reciente de México, que mientras se nombra, existe, y si se pronuncia, dinamitamos nuestra memoria y las posibilidades de intervenirla y reescribirla.
La primera salida del proyecto fue a través un sitio web. La estrategia de movilización tomó como plataforma facebook y twitter. El proyecto siempre pensamos que tendría una salida física a través de una exposición, pero luego ya no fue lo principal. En México mover una exposición lleva mucho tiempo, dinero y esfuerzo, y en junio de 2012 el país entero se encontraba en una coyuntura tal –la pre electoral– que había que apostarle por la libre a la democratización de la información; ejercer ese derecho y detonar procesos de reapropiación de memoria desde un proyecto artístico con un compromiso y responsabilidad social claro.
Mirada Sostenida es un proyecto autogestivo que además no se encuentra ligado de forma alguna a partidos políticos, campañas electorales, movimientos sindicalistas o partidistas.
Casi de inmediato que se publicó el proyecto online se comenzó a acercar gente para colaborar, mover y difundir el trabajo. Fue así como llegaron propuestas de traducción del proyecto entero al alemán, italiano, inglés, portugués, francés y noruego, que una a una se irán habilitando en el sitio web. El propio diseño de la página y los materiales descargables que ahí pueden encontrar, también son parte de las formas de construcción colectiva en las que se ha ido transformando Mirada Sostenida.
Una de esas miradas cómplices fue la Bienal Argentina de Fotografía Documental efectuada en Tucumán el pasado mes de octubre, en el que se expuso por primera vez de manera física. Tanto en Tucumán como en Buenos Aires se llevaron a cabo charlas y ponencias; presencia en medios libres, intervenciones callejeras y la oportunidad de llegar hasta Montevideo para hablar sobre el Caso Mujeres Atenco junto con Amnistía Internacional en el Centro de la Fotografía.
Mujeres que ponen el pecho
Las mujeres que participaron en este proyecto van de los 26 a los 68 años y convergieron en Atenco y Texcoco cuando se ordena la represión. Varían desde su nacionalidad, sus suelos, su ocupación, sus voces, sus sueños. Solo algunas eran activistas. No todas se conocen. Ninguna es de Atenco. Algunas son de Texcoco y no tenían nada que ver con la manifestación pacífica. Seis años después mantienen firme la mirada y la palabra.
Lo que las une y mantiene organizadas aun sin ser un colectivo es el deseo de transformar algo desde sí mismas, y que se garantice que jamás se volverá a repetir. Fue justo por eso que entre todas se convencieron unas a otras para participar en un proyecto que llegaría a más personas sin tener que repetir una y otra vez testimonios, sino cómo decidían mirarse miradas y desde ahí pronunciar su palabra.
La idea de la denuncia jurídica y social surge dentro de la cárcel en los primeros quince días de la detención de las mujeres para exigir la libertad de los presos políticos. Con el tiempo y tras la liberación de los presos, toma sus matices en la búsqueda por alcanzar la justicia a través de un proceso jurídico, de señalamientos públicos, de la exigencia por la no repetición. Algunas de ellas trabajan por reconstruir un proceso de justicia alternativa, de la recuperación y sanación del propio proceso, y principalmente, de romper el silencio y pronunciar su palabra de mujer que hace cimbrar a este país.
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Liliana Zaragoza Cano es comunicadora y fotógrafa mexicana. Su exploración artística parte de un acercamiento filosófico a la intimidad de una generación que busca dotar de sentido su propia existencia.
Temas como la construcción de la identidad, el cuerpo, la memoria, la movilidad humana, la vida desde los límites y las resistencias civiles, así como el trabajo colectivo, el desarrollo comunitario, la reapropiación de espacios públicos, la liberación de canales de información y la defensa de derechos humanos.
En sus proyectos apuesta por hacer del encuentro un acto epistemológico: una experiencia de construcción colectiva desde la conciencia de sí misma en interacción con las alteridades que la conforman, resolviendo a través de la fotografía un acercamiento mucho más profundo.
Su formación documental se ha ejercitado en la calle: por un lado como fotoperiodista para medios locales como el Periódico Mural de Grupo Reforma, y por el otro en colaboración con distintas organizaciones de la sociedad civil como el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, la Red Nacional de Organismos Civiles Todos los Derechos para Todas y Todos, FM4 Paso Libre e H.I.J.O.S. México.
Entre sus proyectos se encuentra: Veinticinco (2009), que consistió en 25 retratos de 25 mujeres de 25 años; ZMG Paso Libre (2012), en el que acompañó a personas transmigrantes mexicanas y centroamericanas en su paso por Guadalajara; La frontera olvidada (2011), en el que retrata las condiciones de vida de personas desplazadas y migrantes en Tenosique, Tabasco, una población fronteriza –y hasta hace poco invisibilizada– de México con Guatemala, y su último trabajo es Mirada sostenida (2012), en el cual plantea un acercamiento a la resignificación de la memoria personal y colectiva de doce de las 27 mujeres sobrevivientes de tortura sexual de Atenco y Texcoco en México.
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Amnistía Internacional Uruguay y el Centro de Fotografía de Montevideo / IM invitaron a "Resistir es sostener la mirada. El coraje se transforma en fuerza", una charla sobre la memoria y la resistencia, con Liliana Zaragoza Cano (MX) y Alberto Herrera (MX), realizada el martes 30 de octubre de 2012 en la [CdF Fotogalería] Bazar, Av. 18 de Julio 885.