La foto de un bebé sostenida con un imán en la heladera, dos relojes en una pared marcando la misma hora, la cabeza de un ciervo arriba del televisor, dos pares de zapatos en el escalón de entrada. Domestic “pretende indagar cómo vivimos en nuestros hogares y cuestionar el papel que juega el ámbito doméstico en la construcción de nuestro yo, en nuestras relaciones interpersonales y en la formación del tejido social”.
Desde el 15 de setiembre al 14 de octubre Domestic participará de la VII Bienal de Fotografía Xavier Miserachs en Palafrugell, en la provincia de Girona, España. En el ámbito de una bienal con fuerte hincapié documental, este trabajo, conformado por las obras de más de ochenta fotógrafos, no sale en busca del tema sino que registra lo que pasa de la puerta para adentro. Aquí “el ámbito doméstico, tradicionalmente privado, invisible y muy protegido de la mirada ajena, es tratado como el caldo de cultivo de nuestra cultura y como el escenario en donde aprendemos las reglas del juego de la vida. El espacio donde germina nuestra personalidad y con ella nuestras fortalezas pero el lugar donde se desarrollan también nuestros miedos e inseguridades, o sea nuestras capacidades y límites relacionales desde la infancia” en palabras de Silvia Omedes (Comisaria y Presidenta de Photographic Social Vision - fundación que apoya el proyecto -).
Invitando a repensar nuestro propio ámbito doméstico y a entender las relaciones que con y en él generamos, Domestic plantea dos grandes áreas para abordar la temática: Cada casa es un mundo y La casa en el mundo y el mundo en casa. Dentro de cada una de estas áreas se abren cuatro claves interpretativas: El espacio cerrado, El espacio de interacción, El ritual doméstico, De fuera a dentro / De dentro a fuera, y ¿Cuestión de gustos?, El trabajo y el hogar, La lucha por el espacio doméstico, Un espacio en red. De esta manera, se buscan plantear los múltiples aspectos que se debaten día a día en nuestros hogares, como El espacio cerrado que propone analizar como “este refugio que es el hogar, ese espacio que nosotros hacemos y que a la vez nos hace, puede convertirse también en un lugar de soledad, de encarcelamiento, de aislamiento involuntario. La alegría de regresar a casa se contrapone en algunos casos con el drama de no poder salir de ella”.
En la fotografía “Entusiastas” de Andrzej Kramarz & Weronika Lodzinska, bajo un extraño orden, animales disecados lo cubren todo; muebles, piso y paredes. La intensa (o ingenua) sensación de que estamos ante una imagen congelada (y fantástica) y que, de algún momento a otro, todos esos animales podrían cobrar vida, devuelve la esperanza de una humanidad más humana. Las fotografías que componen Domestic son en sí variadas (partiendo de que sus autores son muchos), pero no por ello opuestas. Entre esta fotografía y la de Sibylle Fendt (Sin título) no hay grandes diferencias, aunque así lo parezca; “gente que fracasa a la hora de crear un sentido de armonía entre ellos y su entorno”, como dice la descripción de esta úlitma.
Aunque lo del fracaso es relativo (hasta atrevido), y siempre personal, los personajes de Domestic, así como sus casas, no hacen más que cuestionarnos al cuestionarse. La sensación de que algo falta, o sobra, sobrevuela todas las fotografías. La propia mirada que se identifica, aunque a veces no quiera, y el rechazo que muchas nos generan (acaso porque la identificación daña) es inevitable. Al final, queda la certeza de que somos una construcción, para lo bueno y para lo malo.