“La fotografía, por el hecho mismo de que sólo puede ser producida en el presente y basándose en lo que existe objetivamente frente a la cámara, se impone como el medio más satisfactorio de registrar la vida objetiva en todas sus manifestaciones; de allí su valor documental, y si a todo esto se añade sensibilidad y comprensión de asunto y, sobre todo, una clara orientación del lugar que debe tomar en el campo del desarrollo histórico, creo que el resultado es algo digno de ocupar un puesto en la producción social, a la cual todos debemos contribuir”.
Tina Modotti
La estrecha relación que existe entre la obra de Modotti y su propia vida, hacen difícil hablar de una sin mencionar la otra, tal como lo reconoce Blanca María Monzón, curadora de la muestra “Tina Modotti. Fotógrafa y revolucionaria” que el Centro Cultural Borges (Buenos Aires) presenta el próximo 23 de mayo: “ resulta complejo establecer un equilibrio entre lo que es la obra de Tina Modotti como fotógrafa y lo que representa su vida como sujeto. Porque no es fácil disociar al sujeto social del sujeto textual, mucho menos aún cuando este sujeto histórico se ha constituido en un mito”.
Modotti nació en Italia en 1896 y, 46 años después, murió en México. “Inmigrante en Estados Unidos, actriz de Hollywood, fotógrafa, revolucionaria, militante comunista, refugiada política y miembro del Socorro Rojo Internacional. Asumió desde muy joven un rol de mujer en oposición al imaginario social impuesto por la sociedad. Y en el corto tiempo que duró su rica existencia buscó la belleza a través de la fotografía, y trabajó a favor de la justicia social desde la militancia política”.
Con una amplia obra producida en un corto período de su vida (concentrada mayormente en la década de los años veinte), la fotógrafa estuvo influenciada por la estética vanguardista y las ideas políticas de su tiempo, por lo que se encuentran trabajos como “Vasos” (1925) o “Estadio” (1927) con una busqueda experimental y conceptual hasta obras más políticas y documentales como “Sombrero mejicano con hoz y martillo” (1927) y “Manifestación de trabajadores” (1926).
“Si existe algo en la fotografía de Tina Modotti es una fuerza viva, que hace imposible pensar la imagen fuera del acto que la hace realidad. La foto deja de ser solamente la imagen producto de la técnica y la acción, para pasar a ser algo que no puede concebirse fuera de la circunstancia y de la intención que la determina. Es decir, que va más allá del gesto e incluye a sus receptores como objeto pragmático. Lo que implica no solo considerar al sujeto, sino más precisamente al sujeto “en proceso”, que es aquel que va a pasar del acto, para constituirse en memoria, no sólo para remitirnos a su referente, sino para reflexionar sobre la construcción de una obra, con la pretensión implícita de contribuir a la transformación de la realidad” en palabras de la curadora.
“El arte no puede existir sin la vida, lo reconozco, pero […] en mi caso la vida está luchando siempre por imponerse, y el arte, como es natural, sufre en esas circunstancias”. Con esta frase Modotti deja de manifiesto la transformación que sufre su trabajo donde “la fotografía entró en contradicción con su nivel de conciencia política y es allí donde el sentido del deber se impuso a su quehacer artístico”, en palabras de Monzón.
“La vi por última vez la noche del 31 de diciembre en casa de Pablo Neruda (...) Cuando nos fuimos, María vio a un viejo mexicano por tierra y todos creímos que estaba borracho. María, a su vez, se le acercó: ¿Por qué no se va a su casa? le preguntó. “No puedo, estoy demasiado débil”, contestó el hombre. (…) María se fue al Hospital General y pidió que fueran a recoger al viejo. “No es de nuestra competencia”, le dijeron, vaya a la Cruz Verde. María (…) no se cansó antes de lograr que fueran a buscar al viejo. El hombre nunca sabrá que le debe la vida a Tina Modotti. Y no sabrá que el cuerpo sin vida de ella llegaría 5 días más tarde en un taxi al Hospital General y que de allá la mandarían a la Cruz Verde. Tina murió de un infarto, como si no quisiera ser un peso para nadie, discretamente, como había vivido” (Simone Tery, escritora francesa exiliada en México describiendo su último encuentro con Modotti).
“Tina Modotti, hermana, no duermes”. (palabras escritas en la lápida de Modotti que son parte del poema que Pablo Neruda escribió después de su muerte).
La muestra se puede visitar desde el 23 de mayo al 28 de agosto en el Centro Cultural Borges (Buenos Aires, Argentina).
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