Notas Críticas

Intento de crónica con consideraciones varias y apuntes críticos sobre el Festival de la Luz de Buenos Aires

Autor: Suci Viera

Donde se habla un poco de todo: sobre la charla ¿Fotógrafos o artistas visuales?, la visita a algunas muestras y se recomienda un espectáculo visual.

¿Fotógrafos o artistas visuales? era el título de la última charla del ciclo que se daba en el local de la Alianza Francesa de Buenos Aires, en el marco del Festival de la Luz, que este año tenía por tema Las Migraciones.

Allí fuimos varios de los uruguayos que visitamos esa ciudad, ávidos de ver fotografía en el más amplio sentido de la palabra.

En lo personal, esperaba una discusión un poco más conceptual sobre la inclusión de la fotografía en las artes plásticas y visuales, pero en lugar de eso asistimos a un coloquio en el que participaron la crítica Paola Cortés y Rocca y dos fotógrafos conocidos en el medio argentino -Juan Travnik y Eduardo Gil- que se dedicaron (ellos dos) a hacer un mea culpa por decirse a sí mismos fotógrafo o artista visual. Parecería que la palabra fotógrafo tiene algo más terrenal y profesional que la de artista visual, la cual es identificada por ellos con la charlatanería.

Más allá de este episodio no muy feliz, lo rico de ir a Buenos Aires es que toda ella es una gran obra que pertenece a las artes visuales, porque para quienes disfrutamos de “ver”, no deja de sorprendernos su despliegue de provocaciones. Como buenos pueblerinos, envidiamos la abundancia de tentaciones como lo fue espectáculo Fuerza Bruta, en la sala Villa Villa del Centro Cultural Recoleta, un verdadero despliegue de creatividad y estímulo de los sentidos donde la acrobacia, la música y el despliegue de efectos es un disparador altamente recomendable.

La cantidad de exposiciones y de lugares para visitar era abrumadora, pero tratando de escoger aquello que pensamos nos puede dar mayor satisfacción es que nos dirigimos a los consabidos Centros Culturales: el Borges y la Recoleta. Y por supuesto siempre está bueno descubrir algunos lugares no tan populares, como la Galería Archimboldo, cita especialmente aconsejable. Situada en la calle Reconquista 761 PB 14 a media cuadra de la Av. Córdoba, está ubicada en un edificio con un patio interior que nos retrotrae a un estilo europeo. Un apartamento antiguo contiene la galería dirigida por Pelusa Borthwick, y de la que también es curadora. Allí se exhibía la muestra Terreno alterado de Dorniyh Doherty (USA) que hizo de la fotografía un verdadero despliegue de arte visual. Con imágenes que hacen equilibrio como si caminaran por una cuerda floja entre lo pictórico y lo fotográfico, desarrollan una poética onírica y naturalista.

Pero antes habíamos asistido a la muestra Invasión 68 Praga, del maestro Josef Koudelka (Rep. Checa), en la Fundación OSDE. Es interesante conocer que las fotos salieron a la luz bajo un seudónimo, para proteger la identidad del autor. La verdad es que fui con una gran expectativa, que de alguna manera se vio frustrada por ver una cantidad de reproducciones digitalizadas de las originales. En estos casos, una espera poder estar en contacto con las fotos argénticas originales, realizadas según las condiciones de la época en que fueron tomadas. De todas formas, las imágenes son muy potentes y no dejan de emocionar al entrar en contacto con ellas. Me llamaron mucho la atención unas fotocopias expuestas de los grafismos que en forma de afiches serigrafiados eran pegados en las calles de Praga durante la invasión.

En el Centro Cultural Borges, me impactó profundamente la muestra Origem, retratos de familia de Fifi Tong, una fotógrafa nacida en Brasil pero de origen chino. La serie, que compone un libro, es una verdadera delicia de poética visual y lenguaje. Las imágenes tienen una fuerte presencia femenina en la que se transmiten el sacrificio y la genética, Las historias contadas son tan contundentes como las imágenes mismas. Es un trabajo hecho a través del tiempo, donde las experiencias de la propia autora son vivenciadas en cada uno de los relatos que acompañan las fotos. Se denota la continuidad familiar en los rasgos más característicos de las personas, como lo son sus miradas y en la fuerza de los personajes hablando de sí mismos. La herencia del comportamiento en la unidad nos indica la ideología de la autora al respecto.

Como ejemplo de ello, transcribo algunos testimonios de las personas fotografíadas, que me parecieron sumamente elocuentes:

“Somos un pueblo en el cual el hijo de cada uno es el hijo de todos”. (Jurema Keretchu).

“Somos del pueblo guaraní-mbya. Es parte de nuestra cultura ser nómades: vivimos por un tiempo en un lugar y después nos mudamos para tener nuevamente caza abundante y para que la naturaleza se recomponga. Con la llegada de la ruta del litoral norte fuimos empujados y empujados”. (Familia Cunhatata).

La obra de Graciela Sacco (nacida en Rosario, Argentina) Cualquier salida puede ser un encierro (forma parte de la serie M2 metro cuadrado, el trabajo en el que sigue investigando), expuesta también en el Borges, quizá se pudo apreciar más después de la charla de la autora, que tuvimos la oportunidad de presenciar en la Alianza. Con una fuerte contundencia conceptual, la artista -que trabaja con la técnica de la heliografía imprimiendo imágenes sobre valijas y tablas- nos cuestiona sobre temas tan universales como lo son el espacio y el tiempo. Según la propia autora: “Entonces, si es a partir de este pequeño espacio donde todo empieza, suponiendo que soy dueña por derecho de un metro cuadrado de suelo al nacer (¿somos realmente dueños de un metro cuadrado de suelo al nacer?), de hecho, en algún sitio hay que pararse. Es ahí donde se instalaría la primera pregunta o, tal vez, sea mejor decir el primer movimiento en la búsqueda de una respuesta: donde, tal vez, el estar dentro o fuera de ese pequeño espacio que dio origen al movimiento alcance dimensiones y distancias difíciles de medir y de imaginar.
La medida del deseo no puede ser capturada.
¿Cuántos metros hay desde aquí hasta la línea del horizonte?”

En la Fotogalería del Teatro San Martín hay dos muestras de fotógrafos sudamericanos: Polacos en el Nuevo Mundo, de Tadeu Vilani, un brasileño oriundo de Santo Àngelo en Río Grande do Sul y Circo Hoy del chileno Francisco Bermejo.

Tadeu Vilani es un fotorreportero de alma y eso se manifiesta en este trabajo sobre los inmigrantes polacos que llegaron a Brasil a fines del siglo XIX y principios del XX y se dedicaron a la plantación de tabaco. La muestra se divide en dos series: una que muestra a los colonos trabajando y la otra en la que posan en sus hogares, con sus íconos religiosos.

Quizá la muestra tenga sus mejores exponentes en la primera serie más que en la segunda, si bien es muy potente el ojo del fotógrafo en ambas. La fuerza de los retratados está afirmada por los cielos cargados que el fotógrafo utiliza como enérgico soporte de sus imágenes. Los primeros planos y encuadres están óptimamente localizados y muestra sus virtudes como fotógrafo en la aplicación de los picados y las luces esgrimidas. En la serie de los interiores, los retratados se entregan confiablemente al fotógrafo, lo que se revela por la comunicación -frontal en todo momento- registrada en las imágenes.
Es una muestra de enorme fuerza y gran contenido poético y comunicacional.

En el caso de Circo Hoy, de Francisco Bermejo, la muestra está compuesta por imágenes de contraste suave, que en este caso aportan a una narrativa lacónica y una estética despojada, donde el autor se ubica desde afuera, como una suerte de voyeurista del retrato.
La imágenes que registran la cotidianeidad del circo son más interesantes que las que están posadas. Hay un tríptico en el que las protagonistas principales son las líneas geométricas simples. Éstas funcionan como un juego de sombras chinas sugerentes, que posiblemente sea lo más logrado de la muestra. El trabajo en su conjunto circula por canales diferentes, con algunos aspectos más bajos que altos.

Dejo para el final al maestro Brassaï, pseudónimo de Gyula Halász (1899 - 1984), fotógrafo húngaro cuya retrospectiva está expuesta hasta el 26 de setiembre en el Museo de Bellas Artes. Una joya que para cualquier amador de la imagen no tiene desperdicio. En todas las series hay pequeños oasis donde abrevar la sed. Tanto en el París nocturno como en las controvertidas imágenes del París secreto se encuentran recuerdos de lo que representó para su época este exquisito exponente del documento y el ensayo.
La muestra incluye un sector surrealista y otro de retratos de sus colegas y amigos integrantes de las vanguardias del siglo XX, así como una sección escondida en el piso de arriba -que casi nos lo perdemos por falta de señalización- que incluye sus trabajos más “modernos” en los que se denotan sus influencias vanguardistas y los graffitis, tema que posteriormente fuera utilizado por la mayoría de los artistas callejeros.

Me duele no mencionar algunos exponentes que vimos en el Centro Cultural Recoleta, como lo son la obra del brasileño Leopoldo Plenz -dentro de los Descubrimientos del Foro Internacional de Portfolios 2008- y Burocratics, de Jan Banning (Holanda) pero es imposible ahondar en todo lo visto.

Éstos y los que he comentado, descubrimientos que doy gracias al Festival por haber podido conocer personalmente.