“Un toque de humor y cierta liviandad en la mirada. Evitar lagrimear por miedo de llorar hasta morir.” Del Manifiesto de Caracas de Marcos López, 1998.
Organizada por el CMDF y Foto Club Uruguayo, esta semana se inauguró en Montevideo otra de las muestras más esperadas de Fotograma11: “Estética de la violencia”, del venezolano Nelson Garrido. Desde una actitud provocadora y crítica, conservando lo más virulento del kischt “tropical”, las fotografías que componen esta muestra confrontan a su espectador desde temáticas que aluden a los efectos de la política oficial de Venezuela, la religión y las tensiones sociales y visuales de ese país y especialmente de su capital.
La exposición, que tiene lugar en la “Casa de Tatú” -un espacio particularmente original y alternativo, de enormes dimensiones, decorado en un estilo retro y en donde se desarrollan distintas actividades culturales- está integrada por una cantidad de dieciséis imágenes que expresan la visión de Garrido -entre satírica y desoladora- acerca de diferentes aspectos que tiñen de violencia la sociedad venezolana contemporánea.
Algunas de la las fotografías exhibidas pertenecen las series “Pensamiento Único” o “Estética de la violencia”, realizadas en las décadas de 1990 y de 2000, de temáticas relacionadas entre sí y vinculadas, además, por un tratamiento estético particular erigido sobre la base de lo burdo y lo grotesco.
El autor parte de determinados tópicos sociales que tienen lugar en su país -sobre todo lo concerniente al momento político que atraviesa- y otros de alcances geográficos y culturales más amplios, como la religión y su eclecticismo latinoamericano, la sexualidad, así como la violencia social en sus diversos niveles, desde el crimen barrial hasta la violencia doméstica y a su vez la falta de reacción o sensibilidad social.
Aunque aborda temas concretos, Garrido trasciende lo puntual para devenir en un enfoque más amplio acerca de la degradación social general, hasta lo que podría ser entendido como una base malévola intrínseca del ser humano.
Acerca de su postura, Garrido explicó en una entrevista para "El Ángel Caído": "Mi intención -cosa que no garantiza que se logre- es introducir imágenes sobre la violencia en dosis homeopáticas para que la gente reaccione en contra de ella, es como un readymade, como el urinario de Duchamp, desconceptualizando la violencia puede lograr una reacción diferente a la de los medios”.
Resulta consecuente imaginar que esta muestra puede haber generado inconvenientes y resistencias al momento de su exposición en Venezuela. En ese sentido, se relata en el blog del autor los incidentes ocurridos durante su exposición en la Biblioteca de la Universidad Central de Venezuela: “Ni un día duró la exposición fotográfica Estética de la violencia [...] gente (un grupo no identificado) que no está de acuerdo con el contenido de las obras rasgaron los cuadros, descolgaron otros, y dieron fin con la muestra que se había inaugurado el lunes. Garrido no repuso las obras: 'Voy a presentar las rasgadas. Como he dicho en otras oportunidades, la realidad supera la ficción: algunos sectores no estaban de acuerdo con esta exposición, pero ahora las obras rasgadas tienen más valor' [...] No me preocupa que la obra haya provocado esa reacción, pero sí me parece grave que haya ocurrido en la UCV, donde se supone que es un espacio de debate y discusión. De hacer eso a quemar libros sólo hay un paso'. Agrega quien está consciente de que sus fotos 'están hechas para cuestionar, estoy feliz de que las hayan rasgado'”.
Tras una cuidadosa organización de los elementos en lo que a simple vista pareciera un caos visual, pero que se basa en buena medida en las composiciones y retablos religiosos renacentistas, Garrido se sumerge en las tensiones de las que parte su obra; las reinterpreta, reelabora, y finalmente condensa en piezas fotográficas su drástica visión sobre esos procesos sociales, bañados por la polución visual que envuelve gran parte de la capital venezolana, la que participa, a su vez, de una impronta predominante en varias ciudades latinoamericanas.
Del 1 al 3 de diciembre, Nelson Garrido estará en Montevideo y dictará uno de los talleres CMDF 2011, titulado “Fotografía experimental. Una aproximación a la fotografía contemporánea”. El miércoles 29 de noviembre presentará la ponencia “Estética de lo feo y la violencia” en las Séptimas Jornadas sobre Fotografía.
Por más información sobre Nelson Garrido: http://www.nelsongarrido.com/
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Nelson Garrido,1952, Caracas, Venezuela. Cursó estudios de primaria y secundaria en Italia, Francia y Chile y estudios de Fotografía en el taller del artista Carlos Cruz Diez, en París, en los años 1966-67. La ONG (Organización Nelson Garrido) Espacios para la Creación, recoge sus experiencias y metodología propia como docente de fotografía. La ONG, escuela de fotografía, centro cultural alternativo, se ha convertido en punto de referencia obligada en la práctica artística venezolana actual, expandiéndose cada vez más hacia toda Latinoamérica. Garrido ha creado en su trabajo artístico un lenguaje iconográfico mezcla de religión, sexo, humor e imaginería popular. Violenta e irreverente, su obra se basa en una constante experimentación de medios expresivos y un profundo cuestionamiento del sistema de normas y creencias socialmente aceptado. La puesta en escena fotográfica es su punto de partida; la estética de lo feo, el erotismo revisado en términos de sacrificio religioso y la violencia como detonante de reacciones, son algunas constantes en su obra. Es el primer fotógrafo venezolano distinguido con el Premio Nacional de Artes Plásticas (1991). Ha participado en innumerables exposiciones individuales y colectivas alrededor del mundo, siendo la más reciente Mapas Abierto y la Bienal de Arquitectura de Venecia. (del blog del autor)