Desde el pasado sábado 18 y hasta el próximo miércoles 29 de febrero podrá ser visitada en el Complejo Ancap de Punta del Este (Av. Gorlero 640 y Calle 30, tel. 42443277) la muestra fotográfica Mi Suecia, organizada por el Instituto Cultural Suecia Uruguay, con el apoyo de la embajada de ese país.
Mi Suecia estuvo expuesta durante el pasado mes de diciembre en el INJU, coincidiendo con el cierre del Festival Internacional de Fotografía Fotograma ’11, aunque por las fechas en que se conoció su llegada a Uruguay no pudo ser incluida en la programación ni en el catálogo del evento. Cuenta, en cambio, con soportes impresos propios, realizados en su país de origen: un impecable libro bilingüe, en sueco e inglés, titulado This Must be the Place -Éste debe ser el Lugar- que informa e ilustra sobre las fotografías ahora expuestas, además de obras de otras disciplinas artísticas contemporáneas de Suecia, y el catálogo Fotos sobre Suecia, específico de la exposición, con traducciones al inglés, español, alemán, francés, portugués, ruso y árabe.
Esta muestra itinerante que recorre Uruguay –en el mes de marzo se trasladará al Bastión del Carmen, en Colonia- es la concreción de un proyecto que nació de la necesidad de producir un documento juvenil y actualizado sobre la Suecia contemporánea. Desde el título, busca poner en énfasis en los sentidos de pertenencia e identidad, tan fuertes en la adolescencia y la juventud. Olla Möller, responsable del proyecto, explica en la introducción del catálogo que más de 200 jóvenes –profesionales y aficionados- enviaron cerca de 1500 fotografías respondiendo a una convocatoria para mostrar su país ante el mundo. Como era de esperar, esas imágenes revelaron el país diverso y multicultural en que se convirtió Suecia en las últimas décadas, a partir de la incorporación a su población de inmigrantes provenientes de los lugares más dispares del mundo, empujados por su dramática situación económica o política.
De este aluvión de imágenes, se seleccionó un conjunto de 64, pertenecientes a 44 fotógrafos, hombres y mujeres, que conforman el catálogo. A su vez, una versión un poco más breve, de 35 fotografías de 27 autores, es la que actualmente podemos disfrutar. El espectro cubre los más diversos escenarios y actividades que interesan a estos jóvenes, desde la situación de los adultos mayores hasta sus propias fiestas, pasando por un club de fútbol de inmigrantes chilenos, muelles nevados, niños y niñas jugando al aire libre, parejas del mismo y de diferente sexo, calles, parques, escaparates, estaciones de subte y leña apilada para el largo invierno… Curiosamente, predominan los espacios abiertos, la luz del sol y los grupos de amigos, desmintiendo –o quizás contradiciendo voluntariamente- el estereotipo de país nevado, de clima hostil, noches interminables y acogedores espacios interiores.
El criterio de selección obedeció a la necesidad de esa apertura a la identidad real del país, por lo cual no destaca la trayectoria fotográfica de cada autor o autora. Sin embargo, surgen claramente algunas personalidades claramente vocacionales de la cámara, ya sea por su técnica o la sofisticación de su lenguajes visual.
Así, es destacable el trabajo de Shaon Chakraborty con su serie de dípticos de personas ancianas al lado de las casas que habitan, así como el de Sannah Kvist, cuya serie titulada Todo lo que yo tengo muestra a adolescentes en sus cuartos, rodeados de la parafernalia de sus pertenencias (donde no faltan los gatos). Víctor Gårdsäter sugiere sutilmente la soledad de las calles y sus erráticos habitantes. Otto Lindstam juega con enfoques y desenfoques en sus dramáticos encuadres en blanco y negro de casas tradicionales. En Cicatrices, Johan Strindberg nos confronta con los brazos marcados de una adolescente de cara oculta y Einar Samuelsson Torgny juega con el surrealismo en su desfachatada Meando. A mi juicio, el trabajo más personal y creativo es el de Nadia Bournonville, quien con fino sentido del humor construye sets en los que unos pocos ladrillos y un cordel aportan o quitan el equilibrio a protagonistas tan diversos como unas piernas desnudas, un barquito de yeso o un pescado levitando sobre su plato.
Si el objetivo era mostrarnos una Suecia viva, palpitante y ansiosa de futuro, la muestra lo consigue plenamente. Y la entusiasta tarea de difusión que despliega el Instituto Cultural Suecia Uruguay ya entrevé la posibilidad de una contrapartida que lleve a aquel país imágenes actualizadas de nuestra –también multicultural- Latinoamérica.
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La muestra será inaugurada en el Bastion del Carmen, Colonia, el 13 de marzo a las 19 horas. Permanecerá abierta hasta el domingo 25, con el horario 10 a 21 horas todos los días.