El trabajo “Los vínculos”, del argentino Emiliano Fernández de Rodrigo, fue seleccionado en la convocatoria 2011 para ser publicado por ediciones CdF en su llamado a Libro de autor por América Latina. Las fotografías que componen esta serie fueron tomadas en diversos países de Asia y Europa. Alejadas del concepto de fotografía turística, se presentan, en esta publicación, como un corpus de imágenes relacionadas entre sí por una no presencia y un imperioso silencio. Sobre cómo se producen esos roces y de qué manera situaciones tan disímiles logran una unión aparentemente invisible pero latente, son algunos de los temas a los que refiere su autor en esta nota.
Las fotografías que integran “Los vínculos” las fuiste generando en el transcurso de diferentes viajes. Al momento de tomarlas, ¿ya tenías en mente componer este trabajo?
Este tipo de imágenes son recurrentes en mi búsqueda y desde siempre atraparon mi atención. Pero por supuesto, el trabajo evolucionó a medida que fotografiaba y no fue, sino hasta la etapa final, que pude considerarlo completo, de la forma que lo presento hoy. La idea de los vínculos apareció lentamente, observando cómo el hombre desde el espacio urbano hacía referencia a la naturaleza.
¿Qué te movió a tomar esas fotos?
Principalmente la intriga de cómo se generó cada situación y el placer mismo de fotografiar los hallazgos. En mi viaje de los últimos años, por países con culturas tan diferentes, me propuse encontrar los puntos de convivencia entre el universo natural y el universo artificial para observar qué quedaba de los vínculos naturales asociados con actividades primarias (recoger agua del río, encender fuego, recolectar frutos silvestres, cazar) y cuánto estamos dominados por las vínculos artificiales, que hacen de articuladores o los puentes con la naturaleza. El posterior análisis, centrado en el sentido de esta remisión, trata de comprender qué tan lejos nos encontramos hoy de ese ser naturaleza. Crecí a medida que fotografiaba y las búsquedas fueron perfeccionándose, al comienzo más literales; las flores plásticas amarillas sobre el fondo celeste -de gran fuerza visual- hicieron lugar a las sutilezas, dando mayor protagonismo al misterio de las manchas de luz.
¿Cómo fue el proceso de edición?
Intenso, largo y gratificante. Complementó de manera increíble el proceso de fotografiar y permitió enriquecer el trabajo por incorporación posterior de imágenes que habían quedado relegadas. Estas segundas lecturas sirvieron para confirmar que la búsqueda -en el fondo- era siempre la misma. El acompañamiento de Marcos Zimmermann fue fundamental durante el proceso, su apoyo y la experiencia de su mirada sirvieron para que yo mantenga claridad en todo momento y el trabajo no perdiera contundencia.
¿A qué responde la ausencia directa de personas?
Se encuentran implícitas en cada espacio. Son, o mejor dicho somos, en esa ausencia, claros creadores de los encuentros, de las marcas, de los restos. En cada fotografía, el rastro de la presencia humana es determinante para que se produzca el vínculo, el encuentro entre el universo natural y el universo artificial. Me interesa compartir mi punto de vista en el momento de intriga, al tomar la fotografía y en el descubrimiento de cada imagen, ya que, cuando fotografío, estoy solo.
¿Cuáles son, en tu visión, los vínculos que se establecen en este trabajo?
Los que se establecen con situaciones u objetos cotidianos, que por ser tan frágiles y sutiles difícilmente pueden percibirse en las corridas diarias, y las que impactan en el concepto del tiempo volviendo el Presente un efímero espacio de transición. La mayoría de estas fotos fueron tomadas en centros urbanos, y al compartirlas con la gente local, reconocían el lugar, aunque sin haberlo nunca observado con detenimiento. En otros casos, las situaciones les eran completamente ajenas. Es el momento en que deberíamos observar nuestra participación en cada acto, en los encuentros o en cada situación azarosa que nos relaciona con el medio. Es una invitación detenerse, a mirar el entorno y a nosotros mismos.
¿En qué otros temas estás trabajando?
Por lo pronto, vuelvo a la película y al formato medio. Tengo proyectos en mente para trabajar en algunos países de Latino América, siento que me lo debo después de haber recorrido otros continentes. Será de gran ayuda la experiencia de viaje de los últimos años y la maduración de mi mirada. Difícilmente pueda evitar apuntar al hombre y su entorno, estas relaciones que siempre llamaron mi atención.
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Emiliano nació el 23 de enero de 1980 en la ciudad de La Plata, Argentina. Tras pasar por las carreras de Ingeniería Forestal y Artes Plásticas y en Universidad Nacional de La Plata, decidió finalmente dedicarse por completo a la fotografía. Estudió en la Escuela Argentina de Fotografía y realizó talleres con Juan Travnik y Marcos Zimmermann. Sus obras han sido expuestas en el Centro Cultural Recoleta durante el Festival de la Luz, Centro Cultural Islas Malvinas y Pasaje Dardo Rocha de La Plata, Red Poles Gallery (Adelaide, South Australia) y Lugar a Dudas (Cali, Colombia). Entre 2008 y 2011 realizó un viaje personal por Nueva Zelanda, Australia, India, Birmania, Tailandia, Singapur, Marruecos, España, Portugal y Alemania, donde desarrolló gran parte de este trabajo. Actualmente vive y trabaja en Argentina.