Esta crítica de Guillermo Baltar Prendez fue publicada en la edición Marzo-Abril 2014 de revista Dossier.
A través de la circularidad perimetral de la matriz primigenia —el paso de la luz por el estenopo de la cámara oscura—, Luis González Palma (Guatemala, 1957) construye estas fotografías desde la motivación orquestada por la incertidumbre. Imágenes circulares de gran formato, que a partir de su conceptualización —el misterio de la enunciación—, evocan la perpetuación o la incredulidad de lo ausente. Ya sea por su formación marista o por la impronta de su identidad nacional, marcas del cristianismo y del sincretismo han mantenido a lo largo de su obra una presencia significativa. No es de extrañar que la poética de sus obras oscile entre esos ejes propiciados por la certeza y la duda. Por la evocación ambivalente de la existencia oscilando entre la vida y la muerte, entre la esperanza o la nada.
Palma es uno de los fotógrafos más singulares de nuestro continente, un estupendo capitalizador de imágenes, así como un gran constructor de espacios escénicos. Mucho de esto hay en sus fotografías, un universo suscripto a la interioridad personal y denotado en sus puestas en escena, donde la acción performática es perpetuada. En ese marco ficticio es donde la fragilidad de lo corpóreo asiente su correlato fisionado con la fantasía de la imagen elaborada. Si el hilo de la búsqueda parte de esas premisas de ausencia, fugacidad, extrañeza, estas heridas no sucumben ante la mera indagación psicológica, agigantándose en la reiteración del discurso, sujetas a la divisibilidad de los objetos, a sus inquietantes y controversiales atmósferas, como si una cinta de Moebius las fijara a ese eslabón de posibilidades, donde incluso, lo trágico toma bríos para colisionar a veces con las intersecciones del absurdo.
Jerarquías de intimidad (La anunciación).
Fotografías de Luis González Palma.
Espacio Foto. Fotograma:13
Foto Club Uruguayo. Ejido 1444.
Fecha: 29 de noviembre 2013 - 5 de marzo 2014.