Con un puente que se extiende, la muestra comienza invitándonos a recorrerla, a penetrar en un espacio abierto pero que de a poco se va cerrando en un juego de símbolos, en apariencia sencillos pero complejos a la vez. La línea es el hilo conductor, presente como frontera y como unión de límites (puente, muralla de piedras, línea del horizonte, cuerda de ropa tendida).
Todo transcurre en espacios abiertos pero delimitados por esas líneas que implican una constante selección, como plantea Dubois en El acto fotográfico: “El espacio fotográfico en tanto corte, extracción, selección……como espacio necesariamente parcial, implica pues constitutivamente un resto, un residuo, un otro: el fuera-de-campo o el espacio “off”. ¿Será por esto entonces que el título ESCENA EN OFF nos refiere a que es tan importante todo lo que quedó fuera de las imágenes como lo que está en ellas?
Esos espacios abiertos sugieren un “afuera” como necesidad de sacar al exterior los propios recorridos opresivos internos.
Hay una invitación a seguir juntos ese camino con la perspectiva de que se revelen viajes personales…
La aridez del paisaje no nos da respiro y todo indica que hay un círculo que se va a cerrar, como si estuviéramos en presencia de una obra de land art (1).
La relación entre los círculos sobre tierra y agua sugieren una suerte de juego entre los elementos de la naturaleza. Círculo y cuadrado, blanco y negro, luz-oscuridad, muerte-vida: los opuestos como símbolos universales.
Se produce una transmutación del universo concreto al simbólico, como el cubo-bunker que se transforma en dado, claro símbolo del azar.
Con una aparente literalidad en la línea narrativa, paradójicamente, surgen metáforas que nos permiten varias interpretaciones. El ser misterioso que marca el eje simétrico de la exposición (aunque la misma fotografía no sea simétrica) juega el papel del que abre caminos, del que enseña y ejerce de guía. Pero también puede significar el exilio, como una forma de morir, como pérdida o como luto pasajero (2).
El ritmo, opresivo por momentos, nos enfrenta a nuestros miedos, incertidumbres y a nuestra propia “forma de exponernos”.
Hay un planteo diferente del que había en los trabajos previos de la autora, en los que su proposición apuntaba más hacia conflictos externos y no tanto a lo autorreferencial, como en este caso (manifestado por medio del acto performático del autorretrato en el círculo del agua y en el acto de atravesar el puente, a la manera de las obras de Ana Mendieta (3)).
Asimismo, la utilización de la fotografía tomada con negativo blanco y negro significa un cambio sustancial en la trayectoria de Sobrino, que trabajó anteriormente en color. El uso del formato 35 mm, así como las copias en gelatina de plata, sugieren un querer volver a la esencia, a la fuente, al lenguaje descarnado y puro de la fotografía tradicional. El grano de la película, remarcado por la alta sensibilidad, apoya favorablemente el estilo de la narrativa. No así la pérdida de contraste en algunas de las imágenes.
El juego de opuestos de las ropas colgadas a la luz y a contraluz aluden al paso del tiempo, un antes y un después. Una suerte de espacio onírico, pero del mundo real. La sombra como el lugar del inconsciente. Fragilidad y suspensión, en una danza en la que el viento permite movilidad y la cuerda la mantiene sujetada. ¿Deja esto posibilidad al vuelo?
Como mensaje final, nos queda la incertidumbre del ser. El dado -que en un principio estaba entre la tierra y el mar- termina a la deriva: lo aleatorio como gesto del devenir.
Es de destacar la Sala del Centro Cultural de España que posee la infraestructura y el soporte logístico necesarios para que todo proyecto que se presente allí cuente con un éxito seguro en estos aspectos.
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(1) Movimiento artístico de finales de los años sesenta. Claramente trata de sacar al arte de sus fronteras tradicionales. Utiliza el despliegue de signos presentes en el paisaje, a la manera de intervenciones momentáneas, inscripciones en la superficie del suelo o recorridos diversos. (Fuente: Diccionario Akal de Arte del Siglo XX )
(2) Es necesario conocer, para interpretar esto, que la autora reside actualmente en Lanzarote, Islas Canarias.
(3) Ana Mendieta, nacida en La Habana Cuba (1948-1985) vivió y desarrolló su carrera artística en los EEUU. Su obra (1972 y 1985) consiste en performances, body art, videos, fotografías, dibujos, instalaciones y esculturas. Durante su carrera, Mendieta contribuyó al desarrollo de este tipo de lenguajes del arte, y también hizo un gran impacto en el arte de la tierra (land art o earthworks). http://replica21.com/archivo/articulos/m_n/037_mosquera_mendieta.html