Oscar Fernández Orengo, fotógrafo y declarado cinéfilo, vio en aquella foto inicial la posibilidad de un proyecto a desarrollar retratando directores de cine. Los primeros fueron españoles pero la tentación de incluir algunas directoras y directores latinoamericanos, fue la excusa para ampliar el proyecto a cineastas de habla hispana. “A través de mis ojos” se conformó en una muestra de 50 retratos, que se exhibió por primera vez en el Festival de Cine de Alcalá de Henares y llega ahora al Centro Cultural España en Uruguay.
En su breve pero ajetreada permanencia en Montevideo Fernández Orengo brindó un taller de dos días, en el que abordó un análisis de la técnica del retrato, así como su relación personal entre el cine y la fotografía. Además realizó una charla abierta sobre los entretelones de ésta exposición. La intención de Fernández Orengo es seguir con este proyecto, que lo podemos definir como un trabajo en progreso, hasta mediados del 2011. Para entonces tratará de concretar su objetivo de que “A través de mis ojos” se convierta en un libro fotográfico, con unos 120 retratos, que sea un documento sobre varias generaciones de cineastas. Nacido en San Sebastián, en 1971, reside actualmente en Barcelona. Luego de algunos intentos en el área de la fotografía publicitaria y de ensayar distintas vías, para encontrar un espacio donde desarrollar un trabajo personal, logra reunir sus dos pasiones el cine y la fotografía. Inquieto, comunicativo, con ganas de contar sus ricas experiencias pero siempre atento a la recepción de los demás, decidió extender su estadía unos días en Montevideo para completar su lista de retratos de directores de cine uruguayos. Pero su apretada agenda no le impidió ver cine en la Cinemateca Uruguaya, caminar por las calles de Montevideo, y conocer mucha gente. La oportunidad de asistir a su taller me permitió hacerle una entrevista en el café del CCE. Puntual y dispuesto, hablamos de la importancia de esta muestra en su trabajo, que en poco tiempo ha llegado a lugares tan distintos y distantes de Asia, Europa y Sudamérica (*).
Su modo afable, junto al conocimiento sobre el cine y sus creadores, sin duda, le han facilitado la realización de los retratos que dejan ver la empatía en unos, la complicidad o el encuentro en otros y la corrección técnica y compositiva en los 50 retratos en blanco y negro y formato panorámico. Consultado sobre la elección de este formato, poco usado en los antecedentes del retrato fotográfico, nos cuenta: “Previamente a esto no había hecho nada panorámico en mi vida. Entonces era un formato nuevo para mí y tenía la licencia de descubrirlo.” Sin duda que ha sacado un buen partido en sus encuadres panorámicos en blanco y negro, que nos llevan a pensar en un cine de autor. “Me atraía mucho la historia de poder contar varias cosas. Es un formato que te permite fácilmente fraccionar y ya de entrada crear dos situaciones: el personaje y al otro lado, atrás o abajo y tal, está sucediendo algo”. Hacer retratos de directores y directoras de cine, implica interactuar con alguien que está acostumbrado a dominar los múltiples aspectos en la producción de un hecho artístico. Uno de los recursos de Fernández Orengo es hacer que el retratado se encuentre cómodo, por eso en primera instancia cada cineasta, elije el lugar donde realizar la foto. Un espacio privado o público que le identifique o en el que esté a gusto. Además de sentirse cómodos, la locación permitirá aportar datos de contexto del retratado. Entonces, cuando el fotografiado, cree tener todo bajo control, una hábil mirada le permitirá a Fernández Orengo revertir la situación a favor del retrato. Porque es allí, cuando el fotógrafo decide donde se ubica a la persona en relación a un encuadre particular de su realidad, convirtiéndola en su forma personal de contarnos de ese personaje y su mundo. En estos 50 retratos, se repite el recurso, pero no por ello resultan reiterativos. Las composiciones van desde despojados espacios, con grandes planos blancos, negros o grises, que van conformando el ambiente donde surge destacado el retratado (como los de Roser Aguiar, Gillem Morales, Ángeles González Sinde) o cargados de elementos que hacen a las cosas íntimas de sus mundos afectivos (Adolfo Aristarain, Carlos Saura, Chiqui Carabante, Roger Gual, Joaquim Jordá, entre otros). Los sitios urbanos, diurnos o nocturnos, se convierten en ricos escenarios donde nos cuentan del lugar elegido de ese cineasta (Rafa Cortés, Jaime Chavarri, Andrés Duque, Cesc Gay, Gerardo Herrero, Jo Sol, Isaqui Lacuesta).
A través de los ojos de Oscar Fernández Orengo, todo toma su propio lugar, componiendo una historia en cada foto. Con un contagioso entusiasmo al hablar del cine, la fotografía y sus hacedores, nos cuenta: “Diane Arbus me impactó aparte de sus retratos su manera de vivir. Era algo como que yo me sentía muy identificado con ella, es decir yo no me tomo la fotografía como una profesión, es mi manera de vivir. Si me gano la vida con ello o no, bueno mejor porque me permite estar las veinticuatro horas haciendo fotos. Pero si no, pues claro si lo tienes que combinar con otro trabajo tiene sus problemas. Cuando tuve esa experiencia de trabajar en algo ajeno a la fotografía lo que hice fue llevarme la cámara al lugar de trabajo y de alguna manera pues adaptarme a las circunstancias. Estoy aquí, no me puedo mover, lo que me rodee pues eso será mi tema para fotografiar, llego hasta ese extremo.” Con igual interés nos cuenta de sus nuevos proyectos sobre fotografías en el rodaje de películas o de un proyecto que está por concretarse de trabajar en binomio con un escritor sumando el aporte de la fotografía a la palabra o la posibilidad de volver a desarrollar un trabajo junto al pintor Miquel Barceló en Asia como el que realizó en el País Dogón en África. Hasta el sábado 26 de junio se podrá disfrutar la muestra de retratos A través de mis ojos, en el CCE, pero sin duda tendremos nuevos motivos para acercarnos a la mirada de Oscar Fernández Orengo.
(*) Esta muestra fue realizada originariamente en colaboración con el Festival de Cine de Alcalá de Henares (ALCINE) y el Instituto Cervantes. Se ha expuesto en Asia: Manila -Filipinas; Europa: Zlín - República Checa, Burdeos - Francia, Berlín - Alemania y Cracovia – Polonia, hasta llegar en su periplo por Sudamérica: a Santiago de Chile y Viña del Mar - Chile, Pinamar y Buenos Aires - Argentina y Montevideo – Uruguay.